Cualquier universo
En 1997 he sido invitado a ocupar el Espacio Doble del CGAC, donde a los artistas gallegos solo se les concedía esa posibilidad. Desarrollé entonces un proyecto holográfico de una piedra que, encontrada en la naturaleza, tuviera las mismas dimensiones internas de aquel espacio. Físicamente este proyecto era imposible por el peso, coste, transporte, ubicación y manipulación dentro y fuera del museo. Con la ayuda del director de un centro científico de Madrid, empezamos una comunicación con sus homólogos de Inglaterra, lugar que le parecía el más idóneo para desarrollar este holograma, el cual nunca llegó a ser terminado.
Si cortamos un holograma en muchas láminas, cada capa reproduce y contiene el conjunto de la imagen del objeto completo. A partir del momento en que ha tomado conocimiento de esa propiedad, David Bohm, reconocido físico y alumno de Einstein, extrapoló esa premisa para la totalidad del universo, lo que podemos traducir, en el caso del referido espacio, en la posibilidad metafórica de, a través de la parte, conseguir el todo, la totalidad del museo.
En la sincronicidad propuesta por Jung el azar no existe, pero sí una serie de situaciones que conforman un acontecimiento que acaba por ocurrir. Confabulaciones de un mundo que pensamos conocer, donde los espíritus y energías bailan una música que no oímos. Procurando la razón construimos sin cesar, cuando todo ya está construido. Buscamos una ciencia que nos redima para llenar aun más el planeta de una apetecible tecnología ofrecida con cuentagotas, para que así se produzcan mayores beneficios económicos y, al mismo tiempo, la novedad ayude a seguir una ilusión que parece nunca acabar pero que nunca satisface. Y así cabalgamos un universo idealizado y construido para nuestro confort y letargo
Podremos preguntarnos sin ningún tipo de alarma, sorpresa o inocencia, como será la vida en este planeta dentro de cien años, por ejemplo. Parece claro que no habrá lugar para tanta gente y sus exponenciales consecuencias. Algo ya ha sido programado hace tiempo, y está siendo utilizado para que este cambio no se escape de sus manos. Más romántico sería que la naturaleza rescatara su poder de siempre y así, a primera vista, no habría culpables, y también eso ya está ciertamente programado.
Por eso, para los que controlan cada suspiro de la vida de miles de millones de individuos y la tierra que pisan, es incómoda la existencia de un territorio que no pertenezca a la contemporaneidad. Dentro de este territorio habita un hombre muy antiguo, ahora agrupado en pocas tribus, que habla con su entorno con una consistencia imposible de ser imaginada por la despersonalización de la urbe. Comentan Jeremy Narby y Francis Huxley que el antropólogo Claude Lévi-Strauss demarcó un territorio común entre el chamanismo y el psicoanálisis en su ensayo La eficacia simbólica y, refiriéndose a la trascripción de una sesión chamánica curativa entre los indios cuna de Panamá, estableció de forma bastante directa la diferencia existente entre el simbolista práctico y el psicoanalista: el chamán habla mientras que el psicoanalista escucha.[1]
En la primera mitad del siglo XX los científicos percibieron la importancia de este Indio que empezaba a ser reconocido como un sofisticado científico, ya que era capaz de ver una realidad que no tenía ninguna relación con la que conocemos, y esta constatación sería una verdadera revolución a todos los niveles si dejáramos que fuera compartida por toda la humanidad.
El mismo Narby cuenta que en 1999 un chamán indígena, a pedido de tres científicos, uno de ellos profesor universitario e investigador en el Centre National de la Recherche Scientifique de Francia, el otro de una compañía norteamericana de genética y el tercero también profesor universitario y director de un laboratorio de investigación en Suiza, organizó sesiones en las que los extranjeros plantearon preguntas concretas sobre sus investigaciones y sobre la ética por ellas conllevada. Buscaban obtener datos biomoleculares, y lo consiguieron: los chamanes del Amazonas conocían esos problemas de manera cognitiva a través de los cambios de percepción inducidos por las plantas enteogénicas, un intenso viaje dentro y fuera de uno mismo. Uno de los indios presentes comentó entonces que hasta su aldea habían llegado numerosas personas en diferentes ocasiones, siempre en la búsqueda de ese conocimiento, pero que los indios jamás habían recibido nada a cambio.[2]
Como Babel que ocupa un barco a la deriva, en la actualidad parece necesario para la ciencia caminar en dirección a un futuro cuyo sentido sería el acercarse cada vez más al pasado. Todas las cuestiones relacionadas al progreso de la ciencia para facilitar la supervivencia humana se presentan hasta el momento como no primordiales ya que, al final, su más profunda intención debería ser ir hacia el pasado remoto, hacia el origen, clarificando un problema que pertenece a la ciencia en compañía de la filosofía. El arte, cuando arte, estaría en esta misma intención, esto es, cuando es arte ya está en la intención de buscar el arquetipo y dialogar con él. El desconocido es la materia identificada con el inconsciente, que fue expandiéndose del Big Bang hasta hoy, desde el momento inmediatamente posterior a la gran explosión o, para ser más preciso, ha sido el inconsciente, sobrefriccionado, el que ha explotado. A través de la reciente antropología, los científicos finalmente llegaron a la conclusión de que hace milenios los primitivos de la Amazonía y su Río tienen conocimiento de las potencialidades del inconsciente. En esta apetecible zona del universo, visitada por lo que conocemos, por lo que sospechamos que exista y por lo que no tenemos ninguna idea, quizá sería posible una nueva ciencia conformada por diferentes tipos de acercamiento, que nos proporcionaría otra visión sobre la realidad. Parece que dentro de poco todo será imprevisible, principalmente porque nos daremos cuenta de que la alta tecnología somos nosotros como seres, lo que nunca llegamos a ver y percibir. Nosotros somos el Universo más lejano.
Fernando Casás.
Fevereiro, 2014.
Publicado en neste universo: um rumor simultâneo. AAVV. Centro de Memória da Vila do Conde, Portugal. 2014.
[1] Jeremy Narby y Francis Huxley in: AAVV: Chamanes a través de los tiempos. Editorial Kairós. Barcelona, 2005. Página 119.
[2] Jeremy Narby in: ibid. Páginas 277 y 282.