Aproximación a la aproximación de la idea de la percepción de la Naturaleza como depositaria del Paraíso
És preciso ir a los fundamentos de la vida. La mera ordenación superficial de la vida, que deja insatisfechas las necesidades más profundas y vitales es, en realidad, inútil.
Hexagrama 48 del I Ching: El Pozo.
El ser que nace, aun no contaminado directamente por cualquier información, se presenta en su totalidad unificado y perceptivamente abierto. Pertenece al Universo Cero, donde todo es posible por su imaginación y absorción del mundo, pues para él aun no hay barreras. El Universo Uno se va conformando poco a poco, en una constante relación de dependencia con los adultos. A la edad del contacto social, que en nuestra sociedad se traduce por el inicio de la enseñanza institucional, ya está codificado para desempeñar y perfeccionar las funciones que desarrollará para sobrevivir y conquistar.
Si en 1492, por dar una fecha temprana y oficial, los naturales de América del Sur aparecieran de repente por Europa, vestidos a su manera y de la manera que eran, eso es, ornados con plumas, desnudos y no practicando las convenciones sociales del momento, serían trucidados. Pero los indios no entraron en la civilizada Europa, fueron los europeos que llegaron a América y trucidaron los nativos, sin que hubiera por parte de esos otros sentimientos que no fueran admiración y sorpresa, hasta reverencia. ¿Por qué esa diferencia brutal en percibir y entender la vida? Podría ser, por parte de los amerindios, su falta del sentido de posesión, ya que la posesión estaba siempre referida a su grupo social. Y pensamos en el clima benigno, la abundancia, la falta de hambre, la des-noción del pecado, el cuerpo en relación directa con el entorno, con su semejante, con la naturaleza. Ese cuerpo-mente no aparentaba estar dividido y el self era la totalidad del existir. Eva y Adán eran todos, la aburrida manzana no existía y las serpientes sí, pero como un animal cualquiera, y bien conocido; y siempre que los indios se aproximaron a ellas, seguramente huyeron: la figura de la serpiente como inductora de un pecado que siquiera podía ser entendido por una cultura tan despojada de barreras esquizo, simplemente no podría ser imaginada.
Al otro lado del mundo la civilización occidental se erigía a través de dominar y reprimir. Por aquí se escribían los diez mandamientos y luego se dividiría por tratados el océano desconocido. Algo no funcionaba. Alguien había inventado la oscuridad para que el espejo guardase la luz y ya no se pudiera contemplar la idea del otro. La máquina de destrucción estaba servida y construida dentro de cada uno, desde cuando el frío obligaba al refugio y al olor de la carne fétida. América, paraíso-existente-sin-se-saber-existiendo, emanaba otro poder muy distante de las sábanas mal lavadas. Pero los europeos no solo se negaban a las nuevas posibilidades, siquiera intentaban entender algo totalmente nuevo. Simplemente no sabían ver y, a partir de esta afirmación, todo pasaba a ser materia de destrucción. Moctezuma, Manco Capac y después su hijoTupac Amaru fueron traicionados aunque, dueños de las tierras invadidas por los conquistadores, recibieron al desconocido recién llegado de brazos abiertos, ofreciendo una relación de entrega y amistad. La acción del conquistador produce una mancha imborrable, contaminando los territorios sagrados de todo el planeta.
En el nuevo continente, la vegetación crece y alimenta los frondosos árboles en la plenitud de la supervivencia verde y hay espacio para todo y para todos. Las boas y los cocodrilos dominando los ríos y el tapir, el pecari, los monos y el jaguar, la selva. Simplemente viven y el hombre nativo cohabita como uno más. Pero el hombre de fuera no pertenece a ese universo y el trópico para él es el terror, el sitio donde no existen parámetros ni refugio; él sabe que, antes o después, será devorado o expelido. En ese punto aparece el paraíso en toda su extensión, pero para disfrutarlo es necesario otro estado de percepción. De ahí las matanzas indiscriminadas hechas por el conquistador contra el hombre que sabía vivir integralmente en ese paraíso.
Juan de Torquemada, misionero, ayudó a conservar la cultura mexicana autóctona, aunque lo hiciera con la intención de explicar el porqué de la necesidad de catequizar a los indios. Cuenta en su libro Monarquía Indiana que, al acceder a su paraíso, los nativos se transformaban en colibríes. Esa situación demuestra que los europeos fueron testigos de una civilización en la que se podía vislumbrar momentos donde hombre y entorno, sujetos a un constante proceso de mutación, se hermanaban, conformando un todo que fluya armoniosamente. Pero no supieron entenderlo. Un mismo accidente geográfico tenía sus consecuencias pues Pizarro tardó en asimilar que el Amazonas era un río en el que desde un margen no se ve el otro. Su mente no podía aceptar algo tan desproporcionado y al mismo tiempo tan palpablemente real.
Desde tiempos inmemoriales diferentes corrientes de pensamiento convivieron en todas y cada sociedad, y los rastros de la nostalgia del primigenio pueden ser encontrados incluso en los más antiguos libros que conocemos: el Tao Te Ching; la Biblia, -donde encontramos a un Nabucodonosor intentando reconstruir el paraíso bajo forma de jardines colgantes en medio al desierto-; el libro Tibetano de los Muertos. Las ruinas nos hablan de los jemeres construyendo Angkor Vat y sus lagos en medio a la selva, o del sultán Jai Singh bebiendo su flujo de estrellas a través del observatorio de mármol donde buscaba aproximarse a ellas. Si Bartolomé de las Casas denunció la insidia y tortura de los conquistadores, Yeronimus Bosch y Brueghel retrataron la alteración de la consciencia que, más tarde, William Blake cantaría en versos. Mentes curiosas habían llevado Humboldt, Darwin, Post, Rugendas, expedicionarios, científicos y artistas, a América. Después de observar a los salvajes americanos, Rousseau intentó introducir en la Europa del siglo XVIII la idea de que el hombre era bueno por naturaleza. Luego, con el comienzo del Romanticismo, entraba en la sociedad y la cultura una búsqueda expresada en una nueva manera de sentir y concebir la naturaleza. El entorno hacía mucho que se había transformado en paisaje.
El cruce de conocimientos empezaba a contaminar la cultura occidental y, a principios del siglo pasado, Jung incorporó a su metodología psicoanalítica nociones procedentes de la antropología, de la mitología y de la alquimia, trabajando con los arquetipos y formalizando la idea de un sustrato común a todos los seres humanos, al que llamó de inconsciente colectivo; su Libro Rojo es un acercamiento profundo a las incógnitas fundacionales de este inconsciente. Trabajó con Richard Wilhelm, que había traducido el compendio de sabiduría china I Ching, y junto a él escribió sobre la idea del símbolo como transformación de energía y sobre la relación de las fuerzas, el equilibrio complementario que nos lleva a sentirnos parte integrante de la naturaleza.
En 1950, mientras Wasson, Hoffmann y Ruck conocían a María Sabina, curandera escondida en el México más pobre que se comunicaba con las gemas preciosas de los antípodas de la mente, curando y dejando sus pacientes acercarse al cosmos primigenio a través de las setas divinas, Schultes estudiaba en la Amazonía los conocimientos indígenas que allí se practicaban, con ese mismo propósito, el poder de las plantas enteogénicas. Por estos mismos años Reich, que buscaba un principio común de funcionamiento del todo explorando la naturaleza del placer, construyó un cañón para bombardear las nubes, en su intento de liberar energía y deconstruir los caparazones que el propio hombre construye a su alrededor, impidiéndole vivir libre y placenteramente. En su libro Cosmic Superimposition, escribió: Ningún gran poeta o escritor, ningún gran pensador o artista ha conseguido evitar la constatación íntima y final de estar, de alguna manera, en algún momento, enraizado en la naturaleza como un todo.
Una renovada sensibilidad afloraba y los artistas empiezan a aproximarse a la naturaleza ya no como representación o fondo, sino directamente como obra, muchas veces de manera efímera, invitando a la participación y reflexión. Intervenir en el espacio, evidenciar la naturaleza, ser parte integrante del todo; Boyle, Smithson, W. de María, Long, Morris, son de los primeros en repetir lo que hacía el hombre primitivo. Los movimientos de Arte y Naturaleza acabaron por ser asimilados por nuestra sociedad y orientados a los fines que esta considera válidos y aceptables. ¿En qué posición se encuentra el artista y como se presentan estos mecanismos de persuasión cuando la ecología acepta ser la base del pensamiento políticamente correcto?
La curiosidad es una calidad humana que, desde siempre, ha impulsado el hombre a buscar nuevas posibilidades en el intento de encontrar la clave de lo que está contenido entre el animal que es y el cosmos. Miles de años después, la naturaleza corre el riesgo de ser una simple imagen que aparece al apretarse un botón, y el hombre de transformarse de animal en otro animal, un ser medio biónico, medio robótico, dominado por falsas expectativas y alejado de su anhelar primigenio, ahorrándose crítica y diálogo, esfuerzo y responsabilidad. La idea de la existencia del paraiso y su pérdida definitiva, el esfuerzo de no ser absorbido por los intereses dominantes y la búsqueda de una experiencia subjetiva y primigenia pueden ya no ser la vía alternativa que seguiremos buscando.
Fernando Casás.
Conferencia inaugural del 1er Simposio Arte e Naturaza (Encontros co artista Fernando Casás no Pazo de Tor). Diputación de Lugo, Lugo. Julio de 2013.